lunes, 8 de febrero de 2016

poema 278

CCLXXVIII




Siembra para lo eterno



Bien ya pasó su tiempo, díganme lo que hicieron:
Yo, -le dijo uno de ellos- era dueño de casa,
Con muebles de calidad y una inmensa alberca;
Tenía mucho dinero, gozaba de gran fama;

Otro, -le dijo humilde- yo no tenía bienes,
Vivía del trabajo, mi casa era humilde,
Mi más preciado bien sólo es mi familia,
Nadie me conocía y no hay más que decirle;

Miren, -les dijo Él- vean los dos entierros,
Tú, el de mucha fama, nadie se ocupa de ti
Sino de tu dinero, todos preocupados
Por los bienes que dejas: nadie vive feliz;

Tu entierro, -dijo al otro- es sencillo y modesto
Te extraña tu familia, tus amigos sinceros,
Todos piden por ti, todos brindan su apoyo,
Rezan por tu descanso, guardan bellos recuerdos;

Aprendan la lección, vivan con más acierto,
Siembren para lo eterno, vivan con armonía,
Nada se llevarán, sólo queda el amor
Por tus grandes amigos, tu querida familia…


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