miércoles, 3 de febrero de 2016

poema 255


CCLV


En la lucha diaria



Me levanto con la idea de vivir en armonía,
Pido a Dios que me conceda: comprensión, sabiduría;
Sin embargo, nunca falta que alguien trate de abusar,
Y mi buena intención, me parece abandonar;

Salgo bien de tal aprieto y sigo por mi camino,
Al Señor, humilde rezo, no complique mi destino;
Llega de él la estupidez, torpe me empieza a humillar
Y otra vez por defenderme, no me puedo más callar;

Y así me paso la vida, queriendo vivir tranquilo,
Pero los otros prefieren, de la espada, agudo filo;
No cabe duda yo pienso, reina el mal y la mentira,
Nunca falta algún demonio que te prepara la pira;

Y con ya tantas caídas, sigo herido por la senda,
Harto de contradicciones sin que nadie me comprenda;
Al fin terminó este día, trato todo de olvidar:
Descansar tranquilamente, para volver a empezar…


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