martes, 3 de mayo de 2016

poema 753

DCCLIII




Herida de un adiós

Es lluvia de mis ojos, llueve en mi corazón,
Cuán llueve, vida mía, porque ya sin ti estoy;
La niebla que me cubre, la niebla del dolor,
La angustia de perderte, la herida de tu adiós;

No volveré yo a verte, por siempre partirás,
Seguirás por tu senda, tal vez me olvidarás;
Pero ¿cómo, Dios mío?, de mí la arrancarás
Si está dentro de mí y jamás Tú podrás

Borrarla sin borrar de mi todo motivo,
De mi toda ansiedad; esos vanos suspiros
Que no puedo evitar, si por ella deliro
Y quisiera morir al mirar que ha partido;

Ya sin ella será, mi vida inmenso mar,
Un desierto infinito; río muerto, no más,
Que jamás volverá su cauce a alimentar:
Seré como alma en pena: mi gran delito, amar…


No hay comentarios:

Publicar un comentario