sábado, 19 de marzo de 2016

poema 478

CDLXXVIII



Eterno momento


Sentir entre los míos esa tan dulce miel
De tus labios tan suaves, exquisito placer;
Sentir el universo, sentir desfallecer,
Porque toques de seda estremecen mi piel;

Escuchar en silencio los susurros de amor
Y tocar suavemente esos hilos de sol;
Trascender el espacio en inmenso fulgor,
El brillo de tus ojos: llamas de tu pasión;

Surcar el infinito, sin sentir la fatiga,
Sino abrasarme todo al sentirte tan mía;
Mirarme en tu regazo el alma adormecida
Por vivir un instante de extasiante agonía;

Entender el principio, el objetivo de todo,
Conjuntar alma y cuerpo, convertir plomo en oro,
Desvelar el misterio, el oculto tesoro,
Que encamina a los hombres a encumbrarse en su trono…



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