lunes, 11 de abril de 2016

poema 642

DCXLII



Una mente laboriosa


Es mi mente una obsesiva, una tenaz compañera;
Es la jueza más severa, erudita e inquisitiva;
Siempre pone en su balanza las palabras que yo digo,
Ese trato a aquel amigo que me vio con desconfianza;

Y no me deja dormir  porque sabia me prepara
A lo que el sino depara pudiese hacerme sufrir,
O me dicta una palabra que dará forma a ese verso
Como si fuese un obseso y la repito en mi cama,

Y cuando después la escribo, me va escondiendo caminos,
después de muchos espinos, por fin la idea concibo,
Si busco serenidad en tan anhelado hogar,
Voy feliz ya a descansar: me grita vieja verdad,

Me recuerda, del pasado, eso que quise olvidar,
La cuestión es alterar una cita, lo acordado,
Esa calma o tantos sueños, ese plan que iba a seguir,
Aquello que prometí y todo se viene abajo

Tengo en fin, la compañera más tenaz y laboriosa
Que se ha vuelto muy latosa; una mente muy inquieta
Mas no me puedo quejar, es también el bien preciado
Que mucho, mucho me ha dado y me ha ayudado a soñar


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