MCCCXIX
Apocalíptico fin
Suenan en
lontananza las campanas,
Desfile de
cadáveres sin fin;
Restos de una
batalla torpe y ruin:
El sangriento
sudor con que te afanas;
Se escucha el
despertar de las mañanas,
Se expande en
el infinito y gran confín,
Armonioso y
sonoro serafín,
Anunciando la
voz de horas tempranas;
Ya todo se
acabó, no habrá salida
Del hombre
fracasó, loca aventura,
Se acerca
aquella hora homicida;
Yo sé que todo
fue vana locura;
Que toda la
esperanza está perdida,
Y sólo quedará
lo que es ternura…
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