MCCXXVII
Una herida en mi alma
Contemplé aquella
sonrisa
Y lo esbelto de
su cuerpo,
Ese bello
movimiento,
Cual deliciosa
caricia;
Sin embargo, la
malicia,
Vio una burla a
mi silencio;
Desarrollé un
pensamiento
Muy opuesto a mi
delicia;
Le di más
velocidad
Al camino que
miraba,
Ya no quise
contemplar
A quien mi alma
se robaba:
Ella quedó, sin
dudar,
Como una herida
en mi alma…
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