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Muchas gracias, Padre mío
Al llegar a este ocaso,
contemplando el horizonte,
busco en el cielo tu nombre
y en tu pecho hallo un regazo;
siempre has guiado mis pasos,
aliviado mis temores,
superando mis tensiones
protegiéndome en tus brazos,
eres Padre, dulce anhelo,
de mis ansias la esperanza
y en mis penas el amor;
eres la fe que venero,
la fortaleza de mi alma
y en mi destino el perdón...
Al llegar este ocaso, miro el horizonte, busco en el cielo tu nombre, en tu pecho hallo regazo; alivio tensiones entre tus brazos...
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