MMCMXXVIII
Simplemente, la mejor
Anoche soñé contigo
y nuevamente eras mía,
inmensa fue mi alegría
al disfrutar de tu abrigo;
jamás había vivido
algo tan bello en la vida,
eres la más consentida
mujer que más he querido;
mas, desperté y he llorado
era tan solo mi almohada
la que yo había abrazado;
eres la dueña de esta alma
el mas preciado regalo
que me da el llanto y la calma...
Desperté y he llorado, era sólo mi almohada la que había abrazado; eres dueña de mi alma, preciado regalo, causa de llanto y calma...
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