MDCXLII
Eres mi Edén y mi infierno
De que te quiero, te quiero;
Tanto te añoro, que lloro;
Porque eres ese tesoro
Que me arrebata hasta el sueño;
Lejos de ti desespero,
Con insistencia te imploro
Que no me robes el oro
De tu sedoso cabello;
Y es que esconde tu dulzura
No sé si hechizo o veneno
Que genera tal locura
Tal dependencia y apego,
Una secreta ternura
Mezcla de Edén y de infierno…
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